La Madre Tierra nos acoge, como las células en nuestro cuerpo.
Le pertenecemos a la Tierra, no
al revés.
Nosotros como ser humanos, con
una conciencia egocéntrica donde separamos
todo de nosotros mismo, y vemos todo de nuestro propio punto de vista. Pensamos ingenuamente que con toda la contaminación que provocamos por medio de una vida de acumulación y retención,
y digo ingenuamente porque lo único que podemos dañar es nuestra propia existencia. El ser vivo que denominamos Planeta Tierra ya
ha pasado por proceso de destrucción incluso muchos más grandes que la contaminación que presenta el planeta
en la actualidad, glaciaciones a nivel mundial,
mega erupciones, terremotos en todo un continente. Al planeta le costara un par
de milenios volver a su “equilibrio”, pero la realidad es que el ser humano no
daña al planeta Tierra, lo único que puede dañar en concordancia con la contaminación
del planeta, es su propia existencia no
la del planeta. La conciencia es un camino para que la humanidad evoluciones,
cambiando nuestros hábitos podremos vivir en armonía con la Madre Tierra, para así podernos ver a nosotros mismo como el planeta sin separación alguna.
Somos uno con la Tierra, solo hay que observar dentro de nosotros lo que realmente somos.
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