domingo, 29 de noviembre de 2015

No hay nada que perdonar.

Por lo general nuestra concepción del perdón es más bien un gesto de humildad, de arrepentimiento, de "sanación". Desde niños nos han enseñado arrepentirnos de nuestras acciones como un buen comportamiento, es más nos hacen "verbalizar" y pedir disculpa frente a lo que hayamos hecho, y entramos en un estado de remordimiento en el mejor de los casos,  y en otras ocasiones  hasta somos castigados o simplemente somos mal visto frente a nuestras acciones. Como si fuera un error!

Lo que genera un sentimiento de culpa de por medio, el cual te hace llevar una carga emocional que no te deja ser libre, porque esa culpa te genera vergüenza, y esa vergüenza se aferrando  a tu pasado,  absorbiendo tu presente y temiendo de este,  a esto lo podríamos  denominar como  un aprendizaje por la culpa.


Pero cuando observo este fenómeno y lo plasmo como una experiencia sin calificarla como buena o mala,  me  indica que lo intrínseco de estos errores que hemos cometido,  es que  no  son errores; ya que esto a lo que llamas  error, sólo son momentos de coherencia con nuestra concepción mental del mundo, y lo que hayas hecho se sustentan en esa coherencia de cómo percibes la vida en ese momento, lo que nos hace  actuar como debería ser, ya que si sabias que lo que hacías era un error, entonces eso ya no es un error, eso es ser coherente con lo que sentías que tenias que hacer en ese momento, y si no sabías que es un error, eso tampoco es un error, ya que no tenias como saberlo, y eso es parte de la experiencia que te permite aprender. Pero más allá de esto, ese momento el que consideraste un error, si te das cuenta,  sólo fue una experiencia de metamorfosis, una experiencia que nutre tu ser, como el agua y el sol a la planta. Pero la vida no es sólo para aprender de lo que denominamos errores, ya que hay un montón de cosas que nos permiten nutrirnos día a día.


Y por supuesto no digo que esto está mal o bien, pero en la humanidad al estar en evolución  va adquiriendo nuevas formas de poder aprender. Por eso hay que dejar  lo obsoleto de lado y seguir con lo nuevo y mejorado. 


Luego de saber que en algún momento de tu vida viste errores en ella, considera la posibilidad de que ese "error" no fue un “error”, y que sólo fue parte de tu vida, parte del aprendizaje, y si en el proceso le hiciste daño a alguien, ese daño no es casualidad, ese daño es una experiencia que a esa persona le hacía falta vivenciar y poder nutrirse de ese "error", de algún u otro modo todo en la vida tiene un porqué y un para qué.
Las personas cuando no somos capaces de  aprender de lo que tenemos, necesitamos tener un contraste para poder apreciarlo y degustar  de las  experiencia  (de lo que vivimos) para poder saboreando sus nutrientes y  apreciando lo que nos ofrece la vida;  por eso estos momentos de "errores" sólo son causalidad de lo que necesitamos, ya que  la vida es abundante y te ofrece lo que en tu vida necesitas para poder disfrutar de ella.
Pero cuando funcionamos desde el contraste,  somos inconscientes de lo que tenemos, sin ser capaces de poder  ver lo que tenemos, y para poder ver lo que tenemos, tenemos que no tener lo que teníamos para poder ver.

Pero esta  no es la única forma de poder aprender. El aprendizaje ocurre mediante cualquier experiencia, por eso, si puedes aprender de lo que la vida te está dando, no será necesario tener un contraste para poder apreciarlo, solo hay que darse cuenta de lo que la vida te ofrece y vivir lo, sin teñirlo de bueno o malo. Disfruta de todo.

Y por último, date cuenta que cualquier cosa que hayas hecho no es un error! sólo fuiste coherente contigo misma.  Lo que eres hasta aquí como ser humano, lo has hecho con tus experiencias, sin una de ellas no existirías como tal.

Ámate,  acepta lo vivido y deja lo ir, no te amarres a la culpa.
Agradece el aprendizaje.
Has que valga la pena!

lunes, 9 de noviembre de 2015

Identidad.

Me he dado cuenta que a una persona no la reconozco por sus logros, ni por sus derrotas, no la reconozco por su apariencia, ni por su ausencia, no la reconozco por lo que sabe o por lo que no sabe, por lo que tiene o por lo no tiene, por lo que da o por lo que guarda. Da exactamente lo mismo que haga o deje de hacer, a una persona la reconozco cuando me veo en ella, cuando no la juzgo y me puedo ver con claridad, ver lo que realmente somos. Cuando me reflejo en esa personas, en todo lo que hace o lo que no hace, en todo lo que da o no da, en todo lo que sabe o no sabe, en todos sus logros y en todas sus derrotas... Ahí estoy yo, reflejándome en mí mismo, mirándome a la cara y reconociéndome en mi reflejo.

Cuando me miro en ti, puedo reconocerme, y ver todo lo que sé y lo que no sé, todo lo que regalo y lo que guardo, todo lo que veo y no veo, todo lo que acostumbro y todo lo que he dejado ir, todo lo que disfruto y lo que me causa disgusto, pero sobre todo, puedo ver todo lo que he amado. Mi reflejo eres tú, y tú eres yo.

martes, 3 de noviembre de 2015

No necesito lo que soy.

La vida es generosa, otorga millones de posibilidades que día a día vamos diferenciando entre una y otra, algunas veces hasta discriminamos entre aquellas oportunidades, y elegimos la que mejor nos acomode. Por lo general decidimos hacer las cosas que más llaman nuestra atención, lo que pensamos que será mejor para nosotros, o simplemente porque nos gusta una cosa y la otra no.

Estas decisiones tienen de base todas aquellas creencias que abundan en la mente, y sin ir más lejos es lo que pensamos sobre un algo, lo que interpretamos de las diversas  oportunidades que nos entrega la vida. Cómo dudar de lo que miramos? cómo dudar de lo que pensamos?... "Cómo dudar de lo que damos por hecho?"

Nuestros sentidos están aclimatados por aquello que forma nuestra realidad, vamos adquiriendo creencias, costumbres, hábitos de los cuales muy pocos de ellos los integraste consciente. Están ahí porque te los enseñaron, porque lo aprendiste por vergüenza, culpa, miedo, o porque te felicitaron.

Cuantas cosas aprendidas que se traspasan de generación en generación sin saber si lo quieres para ver la vida o no las quieres. Ya que si te das cuenta, independientemente de lo que hagas, no hacemos más que vivir, y muchas veces pensamos o creemos que vivimos.
Tu atención, tus sentidos, tus emociones y tus pensamientos (todas estas formas de percibir la realidad) se centran en la información que ellos consideran importantes (porque tus hábitos para mirar la vida se basan en esas preferencias frente a las  oportunidades de la vida) pero esas cosas importantes que te enseñaron o aprendiste por imitación entre otras formas, no siempre son aquellas cosas de las que te quitan el aliento, te tranquiliza la respiración o te dejan sin palabras y con lagrimas en la cara, momentos en que nada más importa que ese momento, ese preciso instante de que te das cuenta de lo que esta pasando a tu alrededor y/o en tu interior.

La vida esta llena de esos momentos, es abundante en su totalidad, solo falta que te des cuenta, que la felicidad no esta donde te enseñaron, que la felicidad no se busca, no hay una meta donde llegar y alcanzarla, no hay que saciar nada para obtenerla. La felicidad eres tú viviendo una vida, la que sea, no importa lo que hagas o dejes de hacer, no es necesario llegar a la cima de una cumbre para poder mirar donde estas y lo que esta pasando a tu alrededor y/o en tu interior, sólo basta con darse cuenta de esos momentos, y mientras más momentos puedas sentir, más veras como es la vida, sin quejarse de la ausencia de estos momentos, ahí están, sólo hay que mirarlos...

Que curioso pero el "darse cuenta", no requiere de esfuerzo. Solo ocurre, como muchas cosas que están pasando en este momento.