martes, 3 de noviembre de 2015

No necesito lo que soy.

La vida es generosa, otorga millones de posibilidades que día a día vamos diferenciando entre una y otra, algunas veces hasta discriminamos entre aquellas oportunidades, y elegimos la que mejor nos acomode. Por lo general decidimos hacer las cosas que más llaman nuestra atención, lo que pensamos que será mejor para nosotros, o simplemente porque nos gusta una cosa y la otra no.

Estas decisiones tienen de base todas aquellas creencias que abundan en la mente, y sin ir más lejos es lo que pensamos sobre un algo, lo que interpretamos de las diversas  oportunidades que nos entrega la vida. Cómo dudar de lo que miramos? cómo dudar de lo que pensamos?... "Cómo dudar de lo que damos por hecho?"

Nuestros sentidos están aclimatados por aquello que forma nuestra realidad, vamos adquiriendo creencias, costumbres, hábitos de los cuales muy pocos de ellos los integraste consciente. Están ahí porque te los enseñaron, porque lo aprendiste por vergüenza, culpa, miedo, o porque te felicitaron.

Cuantas cosas aprendidas que se traspasan de generación en generación sin saber si lo quieres para ver la vida o no las quieres. Ya que si te das cuenta, independientemente de lo que hagas, no hacemos más que vivir, y muchas veces pensamos o creemos que vivimos.
Tu atención, tus sentidos, tus emociones y tus pensamientos (todas estas formas de percibir la realidad) se centran en la información que ellos consideran importantes (porque tus hábitos para mirar la vida se basan en esas preferencias frente a las  oportunidades de la vida) pero esas cosas importantes que te enseñaron o aprendiste por imitación entre otras formas, no siempre son aquellas cosas de las que te quitan el aliento, te tranquiliza la respiración o te dejan sin palabras y con lagrimas en la cara, momentos en que nada más importa que ese momento, ese preciso instante de que te das cuenta de lo que esta pasando a tu alrededor y/o en tu interior.

La vida esta llena de esos momentos, es abundante en su totalidad, solo falta que te des cuenta, que la felicidad no esta donde te enseñaron, que la felicidad no se busca, no hay una meta donde llegar y alcanzarla, no hay que saciar nada para obtenerla. La felicidad eres tú viviendo una vida, la que sea, no importa lo que hagas o dejes de hacer, no es necesario llegar a la cima de una cumbre para poder mirar donde estas y lo que esta pasando a tu alrededor y/o en tu interior, sólo basta con darse cuenta de esos momentos, y mientras más momentos puedas sentir, más veras como es la vida, sin quejarse de la ausencia de estos momentos, ahí están, sólo hay que mirarlos...

Que curioso pero el "darse cuenta", no requiere de esfuerzo. Solo ocurre, como muchas cosas que están pasando en este momento.

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