martes, 16 de junio de 2015

Cenizas del ser.



  De aquella  ave que despliega sus alas y sopla alimentando el fuego de sus entrañas, ese fuego que recubre su cuerpo, que ilumina el interior de aquella caverna en el cielo, me permite recordar mi fuego interno, esa flama extraviada y enjaulada, perdida y resguardada, camuflada y desdoblada, llena de paradigmas que solo aumentan lo denso de su interior, sin oxigeno no hay fuego, ni luz de aquel fogón, puede que no alumbre una caverna pero solo necesita una brisa de aliento y le permitirá renacer de aquellas cenizas con brasas que deje una noche donde mi alma pernocto.
La voluntad esta en mi naturaleza, como cuando mis plumas cambian de tono sin cambiar de color, esa voluntad arraigada que me dirige sin darme cuenta; "entiendo porque te preocupa y te ocupa" debería bagar con una larga barba, una mochila, botella con agua, lápiz y papel, puede que esto no sea para mí, aunque sé que esa mochila espera a que caiga la hoja marrón, solo diré que parece que necesito de aquel bastón. Y hoy recuerdo el cálido baile de la madera, la punta de flecha encarnada y me pregunto cuando dejaré el bastón... Entender no me sirve de nada cuando tengo sed de flotar, es confuso para un retoño, solo se que necesita diez días sin luz, para poder crecer vigoroso, fogoso y voluntarioso. puede que vaya en el séptimo día o solo es una ilusión, lo importante es que el renacer empieza desde las cenizas, y a favor de mi voluntad es lo único que tengo "hoy"



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